Es necesario comprender y escuchar sus demandas y razones. Cuando no conectamos con nuestros alumnos tendemos a pensar que existe pasotismo, o que nos están retando, pero hay que tener presente que difícilmente conectarán con nosotros si piensan y sienten que no se les comprende.
El maestro ha de transmitir que el conflicto es pedagógico. Hay que aprovechar las situaciones de conflicto para que los alumnos reflexionen, enseñarles a canalizar sus emociones para que les ayude en el camino de encontrar soluciones, unas soluciones que no sean la agresión o la retirada.
También es necesario ser coherentes en el modo en el que se conducen los propios conflictos ya que somos modelos para ellos. Hay que comprender sus posturas y ser abiertos en los argumentos, fomentando la comunicación mediante la formulación de preguntas y la escucha activa
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